El Taichí es actualmente una de las disciplinas con más seguidores del mundo. Se trata de una disciplina milenaria china, y aunque originariamente se creó como Arte Marcial Interna, en la actualidad, en sus diferentes vertientes, es practicada más como actividad física relacionada con la salud, la relajación, la meditación, e incluso entre los más jóvenes de China, como deporte de competición. Se puede decir que para muchos de sus practicantes es un estilo de vida.
Al tratarse de una actividad suave, de bajo impacto, su práctica es recomendable para todas las edades, desde niños hasta mayores. Se trabaja a través de “Formas”, consistentes en movimientos individuales, suaves, y rítmicos, los cuales representan la lucha contra un adversario imaginario. Aunque se tratan de Formas individuales, se suelen realizar de forma grupal y sincronizada, donde se suele seguir las indicaciones de un maestro.
Aunque muchas de estas formas se realizan con el propio movimiento del cuerpo, a medida que se avanza en la disciplina se pueden ir introduciendo otros elementos como los abanicos, espadas, bastones o lanzas.
En el Taichí Chuan, como en otras disciplinas de Artes Marcial Interno, se le da mucha importancia al concepto del “Chi” (Energía vital, según la Teoría Taoísta), y en sus movimientos se debe permitir que el “Chi” fluya, relajando en lo posible los músculos y las articulaciones y realizándolos de manera suelta y fluida. A través de los ejercicios se debe «aumentar el Chi en el cuerpo» y el practicante debe llegar a estar crecientemente en condiciones de percibir y finalmente controlar al “Chi”.
La práctica de esta disciplina nos aporta beneficios y mejoras en el sistema circulatorio, el sistema inmunitario, la percepción del dolor, el equilibrio y en general sobre el control corporal, la movilidad y la fuerza.