El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, y queremos dar visibilidad a nuestro equipazo de chicas Viding. Hemos realizado una entrevista a María Sobrinos, técnico fitness y entrenadora personal de nuestro centro Viding La Rosaleda (Sevilla).
En esta entrevista nos cuenta su trayectoria como deportista profesional de Rugby y su visión sobre la evolución que ha tenido el deporte femenino hasta la actualidad.
Entrevista a María Sobrinos
Hace 3 años, cuando ya creía que mi vida deportiva se había acabado, me propusieron venir a Sevilla a jugar, yo dije que me encantaría, pero necesitaba trabajo. Ya llevo casi 3 años en Sevilla, los mismos años que llevo en Viding La Rosaleda trabajando, y cada vez me alegro más de haber cambiado mi vida por venir al sur.
Hacía mucho tiempo que no me levantaba a trabajar con tantas ganas, pero porque aparte de que me guste mi trabajo, a mis compañeros y a mis compañeras no los cambio por nada. Somos un equipo con un objetivo común, siempre vamos a una y hacemos nuestro trabajo lo mejor que sabemos, y si hay algo que no sabemos se aprende.
¿Cuál fue tu motivación para ser jugadora de rugby? ¿Cómo fueron tus inicios en el rugby?
Con 4 años comencé a realizar Kárate, con 8 años participé en mi primer campeonato de España y hasta las 23 no falté a ninguno; tuve la suerte de ser becada en el centro de Alto Rendimiento de Madrid, compartiendo desayunos, comidas, con todos los deportistas que acudían a las Olimpiadas, un regalo vivir eso la verdad; con 23 años me lesioné la rodilla, el primer médico al que acudí literalmente me dijo: “no vas a poder seguir haciendo deporte, que manía os dan a todas las chicas por rendir como los chicos de la tele, también hay abogadas, médicos chicas…”, no le hice mucho caso; a las semanas otro médico me operó, a los 5 meses y medio de operarme empecé a entrenar a escondidas de mi padre y de mi médico con el deporte de Rugby, a los 7 meses me dieron el alta y ese mismo día fui a hacerme la ficha, a los 6 meses me llamaron para mi primera concentración con la selección española de Rugby.
Lo que me enamoró de este deporte fue que todas entrenamos igual, cada una tenía una posición acorde a sus características físicas, y nadie cuestionaba de forma negativa tu físico, porque era bueno para el equipo.
¿Qué momentos destacarías como más importantes?
Si tuviera que elegir uno de los momentos que nunca olvidaría, sería una de las finales de División de Honor, de mayo del 2017 con mi anterior equipo. Nos fuimos al descanso perdiendo 5-14, después del descanso la cosa seguía complicándose 5-21, y seguían pasando los minutos. Cuando un equipo se pone a remar junto ya sabéis lo que puede ocurrir: finalmente conseguimos ir sumando puntos y pudimos mantener un 22-21 que nos dio la victoria. Nunca podré olvidar los nervios, y al mismo tiempo la tranquilidad de saber que podíamos conseguirlo al ver las caras de mis compañeras.
¿Qué le dirías a una niña que quiere jugar a rugby, pero no se atreve a dar el paso?
Si una niña me dijera que quiere hacer Rugby pero que le da vergüenza, o que no sabe si hacerlo o no… le diría que empiece por ver un partido, por ver el ambiente que hay en la grada, estoy segura de que cuando vean eso, va a querer formar parte de ese grupo. El deporte le va a dar unas vivencias, unas personas… que nunca va a olvidar.
¿Qué opinaba tu entorno al ver tu afición por este deporte y tus progresos?
Mi entorno siempre ha valorado mucho el trabajo y sacrificio que este deporte conlleva, y sobre todo el tener que compaginarlo con trabajo, estudios…, y sinceramente, gracias a que este entorno me hizo sentirme valorada he podido plasmarlo a nivel social.
Estos últimos años el deporte femenino está creciendo en visibilidad, ¿Cómo crees que ha cambiado la percepción de la mujer deportista hasta el día de hoy?
Es importante el proceso de cambio que está surgiendo yo diría de hace unos siete u ocho años hasta ahora, cada vez son más las empresas de renombre que apuestan por el deporte femenino, cada vez más los canales para esa difusión de mujeres en el deporte, y poco a poco, el reconocimiento social que estamos teniendo. Ya no sólo las chicas que juegan o practican un deporte, cada vez hay más chicas que son árbitros, que no sólo hacen su trabajo en el ámbito femenino, sino que se reconoce su trabajo y lo hacen en el ámbito masculino (más de un partido ha sido arbitrado por mujeres, aunque aún “choca” y queda mucho para normalizar esa situación).
La mujer y el deporte en la actualidad
A lo largo de los siglos las mujeres han tenido que abrirse paso en contra de los prejuicios y las trabas que les ponía una sociedad que creía que no podían o no debían hacer deporte. El peso de todos los años de discriminación aún pesa, y mucho, aunque por suerte, poco a poco todo va cambiando.
“El deporte femenino es la historia de una lucha”
Hace unos cuántos años a penas se televisaba algún evento deportivo femenino por un canal en abierto, y cada vez es más normal.
Cada vez más personas están al día de quién ha ganado el balón de oro en fútbol femenino, hay niños que reciben regalos de los reyes magos con las camisetas de sus jugadoras femeninas, en muchas ocasiones las becas deportivas son iguales en chicos que en chicas… Aunque todo esto es cierto, aún hay muchas cosas por trabajar todavía.
Lo que está claro es que cada vez se oye menos lo de: “No juega mal para ser mujer”. Poco a poco, “el deporte de chicas” está más normalizado, y sobre todo hay menos barreras que prohíben esa práctica.
“El deporte, es deporte, no debería ser deporte masculino o deporte femenino, ¿os habéis parado a pensar en eso?”
En la mayoría de los deportes, hay un único reglamento dirigido a un deporte. Os pongo en situación, en el reglamento de bádminton femenino y masculino no existe ninguna diferencia. En atletismo, tampoco hay diferencia, no hay atletismo femenino o masculino. Podría seguir poniendo ejemplos.
Otro tema distinto son los tiempos que se consigan o no, porque sí, por naturaleza hay diferencias. Pero a modo de conclusión, es que tanto un atleta chico y una atleta chica, ambos llegan a la meta, y para llegar a esa meta, han invertido el mismo tiempo y sacrificio para conseguirlo.
Autora: María Sobrinos